Laboratorio Clínico: Acido Úrico
El ácido úrico es un compuesto orgánico, 2.6.8-trioxipurina, resultado final del metabolismo del nitrógeno en los mamíferos, hombre incluido; este nitrógeno esta contenido en las proteínas consumidas en la dieta (alimentos de orígen animal y leguminosas); su fórmula química es C5H4N4O3. En la imágen reproducimos su estructura espacial.
En el hombre los niveles normales oscilan entre 2.5 a 7 mgs/dl y su acumulación y posterior cristalización en las articulaciones y el riñon da lugar al cuadro clínico llamado gota o hiperuricemia y litiasis renal, respectivamente. Esta acumulación ocurre por metabolismo aumentado de las proteínas (sobreconsumo) sobre todo aquellas con alto contenido de ADN y ARN (mariscos y carnes rojas, por su alto contenido de mitocondrias en sus células).
En las sociedades industrializadas, el estilo de vida, rico en el consumo de carnes obscuras o rojas, mariscos y alcohol, predispone al aumento de ácido úrico en la sangre, sirviendo este como marcador de enfermedad metabólica (diabetes, dislipidemia) y estrechamente asociado a estilos de vida sedentarios y con obesidad. Cabe destacar que la dieta rica en proteínas produce una orina más ácida, lo que favorece, por dificultad para la dilución del urato monosódico, mayor formación de cálculos renales. La población más afectada por este problema son los diabéticos y los obesos.
Es posible reducir los niveles de ácido úrico en la sangre si se modifica la dieta. La moderación en el consumo de alcohol y carnes rojas, aunado al control de la glucosa sanguínea y al consumo de agua para la hidratación (es posible alcalinizar el agua para beber agregando 1 cucharadita de bicarbonato de sodio a cada litro y medio de agua), permite mantener dentro de niveles adecuados el ácido úrico; sin embargo, si este se mantiene elevado es posible auxiliarse de medicamentos que mejoran el metabolismo del hígado, como el alopurinol y la colchicina. El estudio de laboratorio que permite cuantificar el ácido úrico es la química sanguínea.
En el hombre los niveles normales oscilan entre 2.5 a 7 mgs/dl y su acumulación y posterior cristalización en las articulaciones y el riñon da lugar al cuadro clínico llamado gota o hiperuricemia y litiasis renal, respectivamente. Esta acumulación ocurre por metabolismo aumentado de las proteínas (sobreconsumo) sobre todo aquellas con alto contenido de ADN y ARN (mariscos y carnes rojas, por su alto contenido de mitocondrias en sus células).
En las sociedades industrializadas, el estilo de vida, rico en el consumo de carnes obscuras o rojas, mariscos y alcohol, predispone al aumento de ácido úrico en la sangre, sirviendo este como marcador de enfermedad metabólica (diabetes, dislipidemia) y estrechamente asociado a estilos de vida sedentarios y con obesidad. Cabe destacar que la dieta rica en proteínas produce una orina más ácida, lo que favorece, por dificultad para la dilución del urato monosódico, mayor formación de cálculos renales. La población más afectada por este problema son los diabéticos y los obesos.
Es posible reducir los niveles de ácido úrico en la sangre si se modifica la dieta. La moderación en el consumo de alcohol y carnes rojas, aunado al control de la glucosa sanguínea y al consumo de agua para la hidratación (es posible alcalinizar el agua para beber agregando 1 cucharadita de bicarbonato de sodio a cada litro y medio de agua), permite mantener dentro de niveles adecuados el ácido úrico; sin embargo, si este se mantiene elevado es posible auxiliarse de medicamentos que mejoran el metabolismo del hígado, como el alopurinol y la colchicina. El estudio de laboratorio que permite cuantificar el ácido úrico es la química sanguínea.